* Microcuento
Reencuentro nocturno
Por
Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ
Tuxtla
Gutiérrez, Chiapas
* Poeta invitado:
Compartiendo diálogos conmigo mismo
Dejémonos amar: ¡Amando!
Víctor
CORCOBA HERRERO
Granada,
España
* Microcuento
El Chatotal ©
Por
Román LÓGLEZ
Para
Yuritzy Candelaria López Méndez.
Edad:
12 años
Palenque, Chiapas
* Poesía
Un
abrazo de cartero
Uno
de Enero
Por
Raúl de THESY Y R.R.
Palenque, Chiapas
* Poesía
Díptico de los Reyes Magos
Por
Irene Mercedes AGUIRRE
Buenos
Aires, Argentina
* Poesía
Habrá tantos 31
Por
Roberto LÓPEZ MORENO
Al
poeta Raymundo Ramos
Ciudad
de México
Microcuento
Reencuentro nocturno
Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
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Compartiendo diálogos conmigo
mismo
Dejémonos amar: ¡Amando!
Por Víctor CORCOBA HERRERO
Granada, España
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¡Fue maravilloso! Queda
en mi memoria esa bella estampa del reencuentro inolvidable: Sentada en un
taburete pequeño frente a la pequeña mesa redonda. Al quitarse el saco
amarillo emerge la turgencia de los senos, protegidos por una blusa blanca
con moño en el cuello y que le obligan a un sensual movimiento de la
minifalda amarilla a la mitad del muslo y al subirse indiscretamente, muestra
esas divinas piernas blancas. ¡Se potencializa la emoción por la penumbra de
la media luz del bullicioso lugar en algún lugar de la capital!
Brilla ese rostro
sensualizado al llevar el vaso a esos labios carmesí y se incendian mis ojos
con esa mirada profunda de sus ojos café, mientras escucha, seguramente,
cosas tan triviales y cotidianas en nuestro entorno laboral. En realidad, ese
discurso encubre los pensamientos pasionales de abrazarla, besarla, fundirnos
en un solo espacio en el tiempo de nuestros cuerpos. Un momento íntimo que se
da, no creo que por mi grandilocuencia de chistes políticos y viajes de
trabajo.
Como diría el clásico
“haiga sido como haiga sido”, se rememora una habitación con flores, incienso
de rosas y música de sax y piano en el fondo de la residencia del tálamo que
nos espera en nuestra primera vez. ¡Todo fue maravilloso! Hasta que encendí
un cigarrillo…
Ahí me percaté de que ya
no fumo y me alejé de las bebidas espirituosas, muchos años atrás, lo que me
llevó ¡a un rápido despertar! Volatizado el cuerpo femenino en mi habitación
solitaria. Cerré los ojos y paladeé el exquisito sabor de su piel en mi
lengua, mis dedos hurgaron la divina geografía de la compañía ausente y tan
silente, y presente en la pasión nocturna que fundió en un solo espacio en el
tiempo de nuestros cuerpos.
Fui a la computadora y
abrí el Face para teclear: Hola, amiga, ¿cómo te encuentras? ¡Hace tantos
años que no te veo!
Enero 6 de 2018.
|
“La
familia es la unión armónica de las diferencias entre el hombre y la mujer,
que
es más verdadera cuanto más capaz es de abrirse a la vida y a los demás”.
(Papa
Francisco, 31 diciembre 2017)
Pongámonos en paz con
nosotros mismos,
luego, asentémonos con
espíritu conciliador,
demos posada a los que
huyen de la guerra,
aliento a los que se
mueren en el desaliento,
y pan a los que no tienen
pan para comer hoy.
No hay mayor ternura que
vivir donándose,
hasta desvivirse por el
otro sin tregua alguna.
Los caminos son duros,
pero se templan reunidos.
Vuelvan a nosotros los
mil hogares olvidados.
Regrese el amor a
nuestras vidas por siempre.
Salgamos de nuestro altar
a dar besos en verso.
Sólo así retornará la
concordia a nuestro yo.
Quien quiera prosperar,
rebusque en la verdad,
pues jamás podrá apagarse
ni oscurecerse.
Y nuestro ser innato se
hará familia en familia,
vida entre las vidas y
luz entre las luces;
sabremos acoger y
proteger al que nos llama,
integrarnos y
reintegrarnos a la cadena
de ayuda y generosidad
que anhelamos,
tras un insaciable deseo
de amar a alguien,
y de ser amados en la
eternidad del recuerdo.
Cierto, andamos tan
sedientos como hambrientos.
¡Abracémonos hasta
fundirnos en un corazón!
Licuada el alma,
aprendamos a contemplarnos
en la poesía, de la que
nunca debimos desertar,
pues quien sabe mirarse
sabe verse en cada cual,
como un ser para los
demás, donde Dios vive,
en ese poema perpetuo del
que somos parte y todo.
corcoba@telefonica.net
31 de diciembre de
2017
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El Chatotal ©
Por Román LÓGLEZ
Palenque, Chiapas
Para Yuritzy Candelaria López Méndez.
Edad: 12 años
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Un abrazo de cartero
Uno de Enero
Por Raúl de THESY Y R.R.
Palenque, Chiapas
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Entre la costumbre de
los indígenas maya ch’ol, es la cosecha del chayote retirado del poblado.
Hacían grandes camas de aproximadamente dos metros de altura y allí las guías
del chayote se iban entrelazando hasta formar un techo verde.
Cuando es tiempo de
cosecha el indígena maya ch’ol lleva su morral o un costalillo que llenan de
esta verdura natural del lugar.
Un tarde, cuando
Juanito llego de la escuela lo esperaba su mama para acompañarla de ir a
cortar algunos chayotes para el consumo familiar; el y su madre, tomaron su
pequeño morral y se dirigieron al chayotal que su padre había sembrado.
Estando allí, la madre
le dijo a Juanito que la espera sentadito en un pequeño tronco de árbol
seco, mientras ella se introducía a cortar los chayotes de los más grandes
que prefería. Juanito la seguía con la mirada hasta que desapareció debajo
de aquella hermosa cama verde.
Pasando algún tiempo,
Juanito se desespero y empezó a gritar, llamando a su mamá
y… ella no respondió. El
niño tuvo miedo y fue a buscar a su padre. Cuando llego a su casa, le conto
lo sucedido y regresaron al lugar. Durante el camino, otras personas se les
unieron con machetes, escopetas y lámparas que cuando llegaron al lugar
empezaron la búsqueda durante ya, la entrada la noche y, no hubo rastro
alguno de la mamá de Juanito. Estaban por abandonar la búsqueda. De repente
uno de los acompañantes por instinto alumbro a la esquina del fondo del
chayotal, entonces vio un enorme bulto y dijo con gran asombro -¡miren
eso!- ¡era una serpiente en roscada¡ todos reaccionaron matándola y cuando
la abrieron, ¿que creen? ¡¡ En su interior encontraron a la infortunada
mujer‼. Por eso hoy, siembran el chayote en pequeñas camas o juntos a
un árbol, cerca de la casa.
Encuentro literario
“revuelos de colibrí”, san Cristóbal de las casas, Chiapas.
Palenque,
Chiapas; abril 27 de 2012.
|
Me asomo a la puerta y no
veo ni
Autos ni personas por las
calles, a
Esta soledad se suman los
perros
Y todo tipo de vendedores
Callejeros, entonces me
pregunto:
¿A dónde se ha ido la
alegría?
¿Acaso la fiesta
únicamente
Celebra la despedida de
un año y
La recepción de un nuevo
ciclo no
Es motivo de festejo?
¿Se han
Fugado todas las promesas
de
Año nuevo?
Así somos de
contradictorios,
Nadie trabaja este día;
todo
Mundo permanece dentro de
sus
Hogares.
Con esta seguridad, ganas
me
Dan de ser cartero.
1º.
De Enero de 2018.
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Díptico de los Reyes Magos
Por Irene Mercedes AGUIRRE
Buenos Aires, Argentina
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Habrá tantos 31
Por Roberto LÓPEZ MORENO
Ciudad de México
|
I
El
espacio mágico
Cuando
mis sentimientos imperaban
y
el logos despuntaba frágilmente,
jugaban
más mis dedos que mi mente
y
las caricias blancas me colmaban,
contaba
con un sitio en que moraban
los
duendes de mi infancia, refulgentes,
pequeños
y apreciados descendientes
de
un mítico pasado que tornaban
entre
verdes follajes cada día,
bajo
la luna clara o noche oscura,
con
pícara sonrisa de alegría.
¡Tamaña
vecindad con su ternura
dejó
en todo mi ser una elegía
que
siempre entre mis versos se estructura!
II
Seis
de enero
Camino
de Belén, prestos marcharon
los
Magos, desde tierras muy lejanas,
al
trote de camellos , por sabanas,
desiertos
y torrentes. Avanzaron
con
plena convicción largas semanas,
cabalgaduras
y hombres se agotaron
y
a veces, sin quererlo, vacilaron,
temiendo
que sus ansias fueran vanas.
Mas
luego, descansados, continuaron,
con
firme decisión por las mañanas,
hacia
el trayecto diario que trazaron.
La
estrella fue su guía. Por ventanas
de
nuestras almas - niñas , se asomaron
los
Reyes con sonrisas ¡tan cercanas!
|
Al
poeta Raymundo Ramos
Piedras
Negras, Coahuila, México, 2 de noviembre de 1934-31 de diciembre de 2017
…pero tú regresarás,
Raymundo Ramos,
y el año que se va se irá
por siempre,
para siempre el 2017
envuelto en sangre.
En el voltímetro que te
corresponde
mejor estar en no te has
ido,
luminaria mayor
que seguirá por siempre
entre nosotros,
habitando nuestros
versos, nuestros días.
Y luego nos iremos y tú
te quedarás
para decir a los que
vengan
cómo fuimos dolor,
guitarra y barro.
Un simple 31. Vendrán
tantos.
Y Tú.
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