viernes, 13 de abril de 2018

En la edición de Los Equidistantes de este 13 de abril



Se instituye en México el Día del Niño el 8 de mayo de 1916 en la ciudad de Tantoyuca, Veracruz, con base en una acta exhibida en una notaría pública en Ciudad Victoria, Tamaulipas.
En la Foto: Ángel y Daniel Leyva Pinto en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

Micro cuento

El hada de los niños

Por Fabiana Natalí COSTA CEBALLOS
Uruguay Canelones

Poesía

Reconocimiento

Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ
Ciudad de México

Diurno en la muerte de Emiliano Zapata

Por Roberto LÓPEZ MORENO
Ciudad de México

Clamando paz

Por Saramartha MONTENEGRO
Ciudad de México

Poetuits

Te convierto

Por César RAMOS
Ciudad de México

Reflexión
La vida como es…

Miedos

Por Octavio Raziel
Ciudad de México

Tributo

Sergio Pitol

Puebla 18 de marzo de 1933-Xalapa, 12 de abril de 2018


Poesía
Reconocimiento
Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ
Ciudad de México


Micro cuento
El hada de los niños
Por Fabiana Natalí COSTA CEBALLOS
Uruguay Canelones


La hora de los Muertos
 Niños
Llenados de esperanza
Ignorantes de que
Militan la agonía
En el transitar mezquino
De esa irresponsabilidad
Que no les pertenece

Viven la ilusión
Nuestra ilusión
Presente del futuro
Y confiados
En los adultos
Espera
Poder despertar
Mañana 

Agosto de 1985
40 Aniversario de Hiroshima


Poetuits
Te convierto
Por César RAMOS
Ciudad de México





En México celebramos el Día del Niño el 20 de abril y en Uruguay el 12 de agosto.

El hada de los niños no es un ser adulto, es una hada pequeñita de alas de mariposas doradas como los rayos del sol.
Ella cuida de sus sonrisas porque está convencida que en ellos hay un mundo mejor.
Prende la luz de las luciérnagas para que sirvan de faroles.
Y hace que en primavera para los niños crezcan flores.
Se divierte cuando un niño está feliz.
Porque ellos son el futuro, el por venir.
De sus almas puras y claras llenan nuestro existir!
Son los merecedores después de la tormenta en recibir el arco iris.
Y juegan con nubes blancas cuando sus aviones de papel vuelan a lo alto.
En barcos de papel navegan sus sueños y sus esperanzas.
En su mundo de amor , de libertad y de sinceridad.
Un mundo pequeño,  pero lleno de riquezas.
Porque un niño valora , agradece y ama.
El hada de los niños se complace ante un nacimiento siendo la encargada de guiar de apoco sus pasos.
También para que cuando crezca jamás olvide el niño que lleva dentro.
Porque quien olvida... sufre, hace daño.
Quien olvida muere como la flor sin agua.
Por eso el hada de los niños esta allí cuidando de cada uno de esos pequeños y maravillosos seres que son la alegría de nuestro existir.
A través de los ojos de un niño puedo verme y ser feliz.


Poesía
Diurno en la muerte de Emiliano Zapata
Por Roberto LÓPEZ MORENO
Ciudad de México


Poesía
Clamando paz
Por Saramartha MONTENEGRO
Ciudad de México

Emiliano Zapata,
daga de duelo en la entraña de tu madre,
lágrima lumbre en el vientre de tu madre,
ardor de barro en el cuerpo de tu madre,
cadáver tejido a raíz de pólvora,
cabalgata en el polvo
a viva ausencia.

Emiliano
ejército de ejidos con la abstinencia en armas,
hoy grito sin nombre en el pozo de la noche,
tu madre te busca, te llama
—llama enhiestra del maíz—,
repite tu nombre entre las cañas
y sólo encuentra un hijo muerto
con surcos a traición clavados en la carne de su día,
y sólo encuentra tu silencio entre sus voces,
tu ronco manantial acribillado.

Ella te cubre entonces con su rebozo vegetal,
te lava las heridas
con sus lágrimas, ríos furiosos,
dulcísimas corrientes indefensas
y besa tu nombre sobre la frente abierta,
predio de la ternura,
receso ensangrentado.
Qué enorme soledad la de sus manos,
qué llanto tan rencor
su agricultura rota,
qué modo de sangrar por tus heridas
su angustia descarnada
sobre el barro brutal de su lamento;
qué modo de palpar tu sangre
cuando la tarde derrite
los horizontes de sus ojos ardiendo.

Y mientras… tú, jinete de vida,
cosechando la muerte en cada poro;
y mientras… tú, fuego desecho,
naciendo libertad para los buitres,
para los del festín, en esta hora de espanto,
de tragedia,
de plomo al hombro de la noche,

Emiliano muerto
¿En qué Genaro? ¿En qué Lucio?
¿En qué barranca nuestra
te está gestando la madre que aún te llora?
¿De qué llaga levantarás tu carne a vegetal y arcilla?

Muerto tea, barro río
enmauserando el amor de los arados;
luz puñal de los humildes que esperan de tu siembra,
de tus incendios enverbando la llanura,
rehaciéndola.

Por ahora el festín ríe y se agita
y los asesinos se construyen diariamente
una bestial patria
de bestias revolcándose en estiércol.
Por ahora el festín está de fiesta.

Ahora es tu silencio,
tu madre se enllaga de tu cuerpo,
se tiende junto a ti,
de semilla a impotencia desgarrada.
Emiliano Zapata,
tu madre te busca,
solloza por el hijo
tierra de su tierra,
niño de su tierra.
Tu madre te reclama, tiembla,
brama su dolor profundo,
y llega a tanto ese dolor amargo,
que te inventa de nuevo en cada cuna,
en cada filo,
cada vez que la posee el relámpago.

Sergio Pitol
Puebla 18 de marzo de 1933-Xalapa, 12 de abril de 2018



Murió el 12 de abril de 2018 el escritor poblano Sergio Pitol Deméneghi en su casa de Xalapa de Méndez, Veracruz, por complicaciones de una afasia progresiva. Autor de 8 libros de cuentos, 5 novelas, 7 ensayos, 6 obras varias y 15 compilaciones.
Fue un escritor, traductor y diplomático mexicano. Su vocación lo volcó hacia la promoción de los derechos humanos en México y al cuestionamiento de orientaciones políticas que coloquen al ser humano por debajo de la razón de Estado.
Creció en el Potrero, Veracruz, a donde se trasladó a los cuatro años tras la muerte de su padre. Un año después, a sus cinco años, su madre murió ahogada en el río Atoyac.
Empieza a publicar a los 34 años, ya maduro, con la obra No hay tal lugar en 1967). “Me inicié con el cuento y durante quince años seguí escribiéndolos. En el cuento hice mi aprendizaje. Tardé mucho en sentirme seguro, comentó a Carlos Monsivais en 2011.
Aunque la difusión masiva de su obra fue tardía, obtuvo 18 Premios internacionales, sobresaliendo en 2005 el Premio Cervantes, considerado el Nóbel de las Letras Españolas.

Es la voz del poeta que se ahoga,
grita, clama y desespera,
anhela amor en vez de guerra,
hermandad sin ver color ni raza.

Es el poeta que lucha por la unión de todos
por lograr la paz del mundo entero
sin más guerras, ni desgracias, ni lamentos´
en busca de amor y comprensión entre nosotros
para lograr que la risa de los niños

no se apague entre llantos y entre muertos,
que el verde de los campos se conserve
y el azul del mar siga flotando
y los vientos celestes nos perduren.

¡Unámonos al grito de esperanza
para evitar las guerras de los hombres!
Y que reine la paz y la armonía
en lugar de absurdas querellas profanantes.

Vayamos en pos de la lucha y la conquista
con amor, trabajo y entereza.
Roguemos por la paz del mundo entero.

Reflexión
La vida como es…
Miedos
Por Octavio Raziel
Ciudad de México


Mi vida ha dado una vuelta más alrededor del Sol. Una vez más, por la mañana, di gracias a quien me ha permitido ver la luz del día.  Invoco a Mnemósine, la diosa griega de la memoria, la madre de todas las musas. Ella me dice que yo fui gestado en julio de 1941. De acuerdo al zodiaco modificado, correspondió al signo de Géminis; en el calendario astral chino, a la Serpiente, (encantador, experto en la comunicación; altos valores morales y sabio) Nueve meses exactos después, el 08 de abril de 1942, a las 20;20 horas, vería el mundo.
Debo reconocer que mi vida ha sido un milagro. Abandoné el alcohol y el cigarrillo en 1975; sin embargo, mi glotonería y el frenesí sexual continuaron sin mengua. Me resisto a todo lo que contenga azúcar (nunca me ha gustado) pero me encanta el chocolate natural con un poco de dulce (Mayorazgo) y no tomo refrescos, pero sí seis tazas de café al día. A la carne vacuna no le hago el feo, aunque la como con moderación. Camino una hora dentro de la alberca ahora que ha terminado el invierno.
Mientras amigos y amigas vivían inmersos por décadas en cuidar su salud, a mí no me preocupó. A la vera del camino fueron quedando aquellas personas atrapadas en la locura de la salud. Hacían ejercicio, corrían unos diez kilómetros al día o se montaban en máquinas con las que hacían hasta tru-trú. Primero muertos que pecar contra la dieta vegana o la vegetariana, decían. ¡Concedido! Así, muchos compañeros de este viaje tan maravilloso que es la vida no continuaron.
¿Que al llegar a esta edad no tengo miedo? Cuatro aneurismas inoperables (burbuguitas, les digo) son la Espada de Damocles que deberían atemorizarme. Pero no, el miedo ha sido parte de mi vida, mi alimento para continuar. Alpinismo, carreras de autos, espeleología y ríos subterráneos, paracaidismo, marino, corresponsal y algunas otras vidas vividas con pasión. Vivir mi vida, ha sido vivir la vida.
El mundo es uno de esos lugares a los que tuve que acostumbrarme. Desde mis primeros días, la familia y amigos de mis padres me dieron el baño de humanidad correspondiente.
En mi duermevela recreo algunas de mis experiencias, de mis miedos.
El miedo fue como el viento que impulsó mi velamen.
El miedo ha sido mi combustible, mi viento, el que me gritaba: ¡tú puedes! ¡No importa el tamaño del reto, cúmplelo! ¡Que nada te distraiga de tus objetivos! Me alertó y me alerta hasta este momento. Sin ese viento, sin ese miedo, no hubiera llegado a puertos seguros.
En mis lecturas veía alguna relación con una fecha inalcanzable, o casi.
Después de las lecturas juveniles, especialmente las de Julio Verde, vinieron otras, como la que presentaba un mundo apocalíptico: “Cuando el destino nos alcance”, de Harry Harrison y que hoy estamos a un tris de alcanzarlo. Seguí con la novela distópica Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, y luego con las obras de Isaak Y. Ozimov. La obra “1984” de George Orwell, me impresionó con su Big Brother, que estaba seguro que iba a existir; aunque me engañaba pensando en que faltaba mucho para ello.
Superé 1984, fecha que, en su momento, se me hacía inalcanzable. En 1968 leí la novela “2001, odisea del espacio”, que vi luego en el cine, así como Encuentros cercanos del tercer tipo. Me parecía difícil que el ser humano lograra despegarse del suelo, de la gravedad, de la maldición de Newton.
Mi capacidad de asombro llegó al máximum cuando la Tierra traspuso la vuelta número 2,000; llegó el Siglo 21 con su primera década y vamos que volamos a terminar la segunda. Una mañana amaneceré con la noticia de que el hombre ha puesto pie en suelo marciano, y un robot deambula feliz en alguno de los satélites con posibilidad de vida en nuestro sistema solar; bichitos, pero al fin y al cabo vida.
Celebraré este 8 de abril un año más de vida, esperando grabar en mi mente muchas cosas nuevas; como lo fue el sonido del bip bip del primer satélite ruso, el Sputnik, en 1957. Era yo entonces un aprendiz de formación en machote (así se decía) en el periódico “Ovaciones”. Ahí me enteré que las estrellas estaban más cerca de lo que yo había imaginado.

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