Un bot (aféresis de
robot) es un programa informático que efectúa automáticamente tareas
repetitivas a través de Internet. Se estima en más de 10 millones las páginas robot en las campañas mexicanas. |
Micro cuento ¿ciencia ficción?
Sicarios digitales
Por
Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ
Tuxtla
Gutiérrez, Chiapas
En el Día del Niño
Piki Arrocito y Piki Frijolito
Por
Román LÓGLEZ
Palenque,
Chiapas
El forastero
Por
Vilma Edith PÉREZ CERVANTES
Matamoros,
Tamaulipas
Poetuits
Acariciar
Por
César Ramos
Ciudad
de México
Poesía
A parir a París
Por Raúl DE THESY Y RR
Palenque, Chiapas
Sueño imposible
Por
Saramartha MONTENEGRO
Ciudad
de México
Orando bajo las jacarandas ©
Por
Yolanda CEJA GARCÍA
Ciudad
de México
Poeta invitado
Pegasos, lindos pegasos
Por
Antonio MACHADO
Sevilla,
España
(1875-1939)
Micro cuento ¿ficción?
Sicarios digitales
Por Mario
Luis ALTUZAR SUÁREZ
Tuxtla
Gutiérrez, Chiapas
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Micro cuento
Piki Arrocito y Piki Frijolito
Por Román
LÓGLEZ
Palenque,
Chiapas
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- “Os invisto de Pejechairo por los poderes que me otorga mi
franquicia electoral y sus lacayos, y si hacéis bien, al grado de excelencia,
vuestro trabajo, avanzaréis al siguiente nivel de la Involución y serías
nombrado Pejezombi”.
El salón re tiembla en su centro por los aplausos atronadores de
familiares y amigos de los diez mil investidos por el Máximo Líder, Señor de
Señores, Mesías Redivivo, quien, en el éxtasis de su Culto a la Personalidad,
prosigue:
- “Serás eficiente en el manejo de las armas ofensivas: La calumnia,
la difamación, la desacreditación y la agresión verbal para doblegar
voluntades y cuando seáis descubiertos o cuando menos, identificados, usaréis
las armas defensivas de que sois víctimas de la guerra sucia, de su sufrís la
intolerancia ante vuestro legítimo derecho a ejercer la libertad de
expresión, que sois víctimas de los provocadores al servicio de la Mafia del
Poder”.
Aspira profundamente sin ocultar esa satisfacción al mirar su milicia
que ni Paul Joseph Goebbels tuvo en 1945, y mandar:
- “Id con alegría y asumid con amor y paz… interna, las 10 millones
de páginas y cuentas digitales, que os adjudicarán vuestros coordinadores
regionales. Defendedlas, preservadlas y difundidlas que ustedes es el Reino
de la Noticia Falsa para crear nuestro ¡Paraíso Virtual en que reinaré por
mil años, como escrito está en el destino del seiscientos sesenta y seis!”
El ejército de sicarios digitales hacen gestos simiescos que se
comunican guturalmente con signos dadaístas y se dirigen a las diversas
direcciones en donde se encuentran los modernos equipos cibernéticos.
“… fue así, como mi abuelo conoció a mi abuela hace veinticuatro
años”, dice un adolescente que otea en el horizonte las imágenes de anuncios
transnacionales, donde los agentes viales y policiacos son pecosos güeritos
que hablan inglés y portan armas de alto poder.
A la pregunta de qué es un Pejechairo, explica que es un nazi que
públicamente se disfraza de izquierdista para justificar sus acciones
ilegales. Surge otra interrogante: ¿Los ves a tus abuelos en este 2080?,
responde:
- ¡Ni lo mande Dios! ¿No ves que están bien muertos? ¡Sustote que me
llevaría! Se suicidaron en 2018 a los 20 años de edad, cuando se dieron
cuenta de que fueron traicionados y ellos mismos traicionaron a lo que alguna
vez se llamó México y se le cambió el nombre a North America Union, en el
mismo discurso de asunción del nacido en Macuspana.
Se despiden los interlocutores en una glorieta de la principal Avenida
Andrés Manuel (antes de la Reforma) que cruza la Calzada de Hacemos Historia
(Anteriormente Río Tíber), y el interpelado sonríe al ver a la Victoria Alada
boca arriba sin su corona de laurel y en el plexo solar clavada la parte baja
de una antorcha que pende en la mano derecha de una gigantesca estatua
llamada de La libertad iluminando el mundo.
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Para Obrian Roman y Cinthya Kristell.
Feliz día del niño.
Eran dos pequeños perritos, con diferentes mamás. Piki arrocito, vivía
en una casita muy pobre y comían de vez en cuando. En cambio Piki frijolito,
comía muy bien, y lo que él quería y no lo que su pobre mama, hacia. No le
gustaba la cebolla, el cilantro, el perejil, ni tomate. Pike arrocito, comía,
sí, y todo lo que su mamá le preparaba y con muchas hierbas de olor y sabor;
a prendió a comer de todo. Por eso estaba fuerte; y Piki frijolito flaquito.
Cuando ya grandes, tuvieron la obligación de irse a trabajar y se fueron
como compañeros de chamba a una mina al norte de su país perruno. Trabajaban
día y noche sacando de la cueva, mucho oro.
Todo iba bien en sus trabajos; ganaban bien y comían bien; pero Pique
frijol se gastaba el dinero comprando comida chatarra. En cambio Pike arroz
le mandaba dinero a su mamá y comía cuando tenía hambre.
Un día, un terremoto hizo temblar la cueva y se derrumbó, tapando la
entrada y Pike arroz y pique frijol se quedaron atrapados. Desesperados
buscaban como salir pero no pudieron y poco a poco se fueron quedando sin
fuerzas y con mucha hambre.
Piki arrocito, empezó a escavar y a escavar y escavar, buscando alimento
natural y su amigo frijol cada vez más débil, pues no aprendió a comer cosas
naturales.
Arrocito encontró hierbas y tubérculos y, se las comía; en cambio su
amigo, no, le daba asco; arrocito, se ponía cada vez más fuerte durante los
día que pasaban adentro de la cueva, porque él sí comía raíces; porque
aprendió de su mamá a comer de todo para sobrevivir.
¿Y… Pique frijolito? Tuvo que aprender a comer de todo o se lo comían a
él, los fantasmas de la cueva.
Y así, sobrevivieron hasta que fueron rescatados.
Por eso, para sobrevivir en la selva o en cualquier otro lugar, hay que
aprender a comer, todas las frutas, todas las comidas hecha por mamá con sus
hierbas de olor y muy sabrosas. Si no a esa niña o niño, se lo comen los
fantasmas que rondan las casas perdidos.
Abril de 2018.
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Micro cuento
El forastero
Por Vilma
Edith PÉREZ CERVANTES
Matamoros,
Tamaulipas
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Poesía
A parir a París
Por Raúl DE
THESY Y RR
Palenque,
Chiapas
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Con sus reservas, la gente del pueblo acepto al huraño forastero que
manejaba su pick up como alma que lleva el diablo, sin importarle los niños
que jugaban en las calles como si fuera el patio de sus casas. El día que
atropello a uno y lo mató, el pueblo quiso justicia, pero el forastero sabrá
el diablo a que demonio se encomendó, pero quedó libre de toda
responsabilidad. Sin embargo, a los poco días apareció muerto,
atropellado. El pueblo festejo con carne de venado, comieron cecina y
burritos de machaca, hasta baile hubo al ritmo de la tambora. Por la
abolladura, la autoridad de inmediato dio con la pick up que lo atropello;
pero resulto que todas las pick up del pueblo tenían abolladuras, según los
dueños, por accidente habían atropellado venado.
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Allá en París los gobernantes firmaron
¡Ah! afirmaron que la guerra pararían
Construyeron en papel el mundo nuevo
Que fincaba el fin de la prostitución
de la mujer
Donde cada nueva mujer pariría
La libertad universal
Nacerían los hombres exentos de
esclavitud.
Nos hicieron soñar que extirpaban la
ignorancia de los niños;
Soñar en el haz de la fraternidad
Y en la luz de la concordia.
Aunque olvidaron incluir derechos para
las paridoras
Y mucho menos agregaron a los niños
Porque estos fueron pactos entre
hombres
Que maltrataban mujeres y pequeños
Aunque después recordaron que los niños
eran humanos
Y también podrían gozar de derechos
Derechos de jugar, reír, comer y leer.
También omitieron el derecho de cada
nuevo ser
Debía ser tratados por buenos padres,
Padres obligados de no dar ejemplos
malos
Y el ejemplo que les dieron fue la
guerra
Y así crecieron donde la guerra imperó
Y el imperio total era la guerra
Y los señores de la guerra construyeron
Misiles que educaban a soldados;
Soldados teledirigidos
Que llegaron disparando
Sobre la impúber indefensión
Y así fueron cayendo cercenados.
Niños cayendo hacia atrás
Y solo quedaron zapatos estáticos;
Sin niños que ataran sus cordones
Feneciendo por siempre su propio cordón
umbilical.
Abril 13 de 2018. (Mes del Niño).
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Poeta invitado
Pegasos, lindos pegasos
Por Antonio
MACHADO
Sevilla,
España
(1875-1939)
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Poesía
Orando bajo las jacarandas
©
Por Yolanda CEJA
GARCÍA
Ciudad de
México
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Yo conocí siendo niño,
la alegría de dar vueltas
sobre un corcel colorado,
en una noche de fiesta.
En el aire polvoriento
chispeaban las candelas,
y la noche azul ardía
toda sembrada de estrellas.
¡Alegrías infantiles
que cuestan una moneda
de cobre, lindos pegasos,
caballitos de madera!
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Tierra dorada y mestiza
que el campesino va arando,
su piel se vuelve ceniza
y el calor lo martiriza,
su cabeza está punzando,
arrea una terca mula
con coyunda a la cintura,
el cansancio disimula,
el hambre casi lo anula,
como oprime su tortura.
El arado se ha enterrado
tiene que jalar la yunta,
el apero es muy pesado,
el animal se ha sentado,
a la mula descoyunta,
la yunta en su dorso carga,
con pico excava el labriego,
su saliva sabe amarga
el desaliento lo embarga,
advierte desasosiego.
El sol está sofocante,
sus manos le están ardiendo,
sembrar pronto, es lo importante
el esfuerzo no es bastante
el día se está perdiendo,
si no siembra, no hay paga
el patrón se va a enojar,
la tarde casi se apaga
el estómago lo amaga,
el amo lo va a cesar.
Una mujer se aproxima
con la cesta de las viandas,
y el hombre se reanima
el temor ya no lo ultima,
oran en las Jacarandas,
al jacal llegan rendidos,
tres chiquillos los esperan,
son sus hijitos queridos
por ellos son acogidos,
juntos todo lo superan.
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